sábado, 20 de mayo de 2017

Albertina López: Defender el agua es recuperar la vida



Una manta con el rostro de Berta Cáceres está entre las imágenes y mensajes colocados en la toma que por más de tres semanas mantienen varias comunidades del sector Pajuiles en el municipio de Tela, Atlántida. 

Una carpa vieja, que con suerte lograron conseguir prestada, varias sillas plásticas y un sonido que no deja de sonar canciones que motivan a defender el agua y los bienes naturales son el escenario diario de este grupo de comunidades que rechazan la construcción del proyecto hidroeléctrico Centrales de El Progreso (HIDROCEP) una empresa propiedad del empresario Jason Hawit. 

Es allí, en ese calor sofocante, subida en una motocicleta que conocimos a una mujer de voz dulce, piel trigueña y estatura media. Animaba a sus compañeros a continuar la lucha luego de noches enteras de no dormir, haciendo turnos para resguardar "el campamento de la dignidad", así han nombrado a las dos tomas que mantienen para evitar que camiones de la empresa suban y completen su plan de construir la represa.  

Albertina López Melgar, de 40 años de edad, es originaria de Planes de Arena Blanca, una de las veinte comunidades que se verán afectadas con la instalación del proyecto hidroeléctrico. Por más de dos semanas ella ha dividido su tiempo y energías entre las responsabilidades del hogar, su trabajo de costurera y la presencia en la lucha.

Una vida en comunidad 

Luego de laborar 14 años en la industria de la maquila, cansada de la explotación, bajos salarios y la inseguridad de la ciudad, decidió regresar a la comunidad donde nació. Ya con dos de sus tres hijos, ella y su esposo iniciaron una vida menos ajetreada, disfrutando de la comunidad y contando con tiempo en familia. Ella con los conocimientos de coser y su esposo trabajando en una maquila cerca del municipio de El Progreso, Yoro, han podido brindar lo necesario a sus hijos. 

Desde que retornaron a la comunidad ha pasado más de una década, 10 años donde han criado a sus hijos, ahora de 19, 15 y 10 años, además de todas las responsabilidades que tiene dentro de la iglesia y en el Movimiento Amplio por la Dignidad y la Justicia, una organización territorial de base que surgió luego de la huelga de los fiscales del Ministerio Público el año 2008. Ese Movimiento que ahora es comunidad que defiende los bienes naturales comunes.  

Ha sido dentro del Movimiento Amplio que Albertina asegura comenzó su compromiso de defender el agua, defender sus derechos y no dejar que sus bienes, los de su comunidad sean robados para beneficiar a una familia, a unos pocos por encima de la desgracia de los más pobres. 

“La lucha no inició hace un año, recuerdo que junto a varios agentes de pastoral nos alertaron que en el municipio de Tela, las autoridades estaban otorgando licencias de explotación, pero lastimosamente esa advertencia no tuvo eco. Cuatro años después lo que era un rumor se convirtió en una realidad, el gobierno local daba permiso de operaciones a una empresa para tomar el agua del río Mezapa, ese río que es la principal fuente de agua para nosotros”, recuerda Albertina. 
Albertina no es la única mujer en la lucha, pero su compromiso y perseverancia recuerda cuántas otras más están comprometidas con el agua, el bosque, los minerales, las carreteras públicas, el aire, sus cuerpos, dando signos de verdadera construcción de soberanía. 

Varios de sus compañeros están amenazados, no únicamente por el empresario o la autoridad, sino por otros vecinos de comunidades aledañas, a quienes también la hidroeléctrica dejará sin agua, pero que ahora, ante el abandono estatal, prefieren defender los intereses del empresario con la esperanza que las promesas de proyectos y ayudas se hagan realidad. 

Esas amenazas e intimidaciones han llegado hasta funcionarios del Ministerio Público quienes iniciaron investigaciones por posibles irregularidades en el otorgamiento de permisos y de daños ambientales con la ejecución del proyecto, pero que debieron abandonar la ciudad o el país para proteger su vida. 

Ante la pregunta por qué lucha, Albertina no duda en decirlo con claridad y convencimiento: “porque como pueblo tenemos derechos, derecho al agua y a la vida,  no dejaremos que las autoridades nos pisoteen”. Ella no siente miedo, cree que nadie debe arrebatarles el derecho defender lo suyo, y que en esa lucha continuarán a pesar que el empresario coludido con la autoridades, siguen sus maniobras para que la represa sea una realidad. 

Albertina sabe de la conexión que el agua tiene con las mujeres y su familia, sin agua cualquier posibilidad de vida se esfuma, por eso sueña con ver libre de hidroeléctricas y mineras, a la cordillera Nombre de Dios, que baña varias comunidades de los departamentos de Yoro, Atlántida y Colón, sueño que puede convertirse en realidad si las comunidades se organizan para luchar en contra de los proyectos de muerte. 

A partir del golpe de Estado del año 2009, el régimen de facto de Roberto Micheletti aprobó decretos para el concesionamiento de territorios para la instalación de proyectos mineros e hidroeléctricos que ahora se ha convertido en punto de conflicto debido a los daños que dejan al ambiente y a la vida social de las comunidades, además de la violaciones a las leyes y convenios internacionales vinculados a pueblos indígenas quienes tienen derecho a la consulta previa, libre e informada.

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